Prueba de la Moto Guzzi 1100 Griso

Cansado de encontrar siempre los mismos modelos de moto en la carretera, cansado de querer presumir y sudar mucho en tus salidas con los amigos, ahora buscas un poco más de calma y originalidad. Moto Guzzi ha diseñado para ti el modelo Griso 1100, una moto que no pasará desapercibida y que se apoya en muchos otros criterios que los dominados por la armada japonesa. Un cambio completo de escenario a lomos del águila italiana para disfrutar del sabor de lo exótico.

A primera vista, el Griso no respeta los estándares estéticos de los grandes roadsters del mercado, señala el concesionario de motos segunda mano Granada Crestanevada. Se puede oler el aroma de los años de historia que han hecho de Moto Guzzi un emblema de la moto italiana. Un aspecto limpio y old shcool y unas líneas atípicas que engloban el bloque del gran V-Twin italiano. Perfecto para seducir a todos los entusiastas de la marca. El bastidor de acero tubular resalta el depósito aplanado y el imponente monobloque. Muchos elementos atestiguan el cuidadoso acabado del conjunto. La magnífica horquilla invertida negra contrasta con el cromo del velocímetro y el faro.

Una especie de medallón con dos caras distintas pero complementarias. Por un lado, el lado deportivo, con el gran par motor, los frenos Brembo y las mangueras de aviación. Por otro lado, el lado cruiser, con el amplio y cómodo asiento monoplaza biplaza que te hará sentir como un hombre grande, y el manillar extra ancho que subraya esta diferencia en la categoría. El color naranja le ofrece un bonito resplandor cuando brilla bajo el sol. Queremos saber si la originalidad estética va acompañada de un comportamiento vial también fuera de lo común.

Como era de esperar, la posición de conducción es cómoda, con las piernas bastante separadas debido a la forma del depósito. Las manos también son cómodas debido al tamaño del manillar. Al poner el contacto, el cuadro de instrumentos se ilumina. Un velocímetro analógico muy bonito bordea la completísima pantalla LCD que muestra el tacómetro, la hora y la temperatura del motor, los parciales y la carga de la batería. Un poco de presión en el motor de arranque, en el que no hay que mantener el dedo, y la moto arranca tranquilamente.

Un bonito sonido se escapa del imponente silenciador, soplado por el gran bloque del bicilíndrico montado de cara a la carretera. Casi recuerda al tacto germánico de la R1200S, al menos en parado. Una vez engranada la marcha, los pistones del italiano hacen lo propio para impulsar el motor.

Es un gran gemelo bajo el asiento, con todo el par que ello implica. Empuja, y empuja con fuerza desde las primeras revoluciones. El ancho manillar y el bajo centro de gravedad hacen que la moto sea muy manejable. Te sientes relajado y confiado en la moto, y sales de la ciudad con una sonrisa en la cara.

La frenada también es tranquilizadora, sin ofrecer un mordiente deslumbrante, pero proporciona muy buenas sensaciones y el chasis maneja perfectamente las desaceleraciones pronunciadas. Todo está ahí para permitirte divertirte en las curvas, enviándolo a la izquierda y a la derecha sin pensarlo dos veces. Nico estaba tan cómodo que le hacía cosquillas a los estribos de la Griso a pesar de que la distancia al suelo era muy decente.

No es sólo una pieza estética para exhibir en la terraza de su bistró favorito. Ouch, el reloj ha corrido sin que te des cuenta. No podemos evitar un viaje de vuelta por la autopista. En este terreno, como habrás adivinado, el viento es el más fuerte. La parte delantera no proporciona ninguna protección. Con el manillar ancho, iba disfrazado de paracaídas, para dar tiempo a los usuarios de la carretera a mirar mi corcel y tratar de identificarlo.

Un reto exitoso para la marca italiana Moto Guzzi con esta Griso 1100, con su acertado diseño, un chasis muy agradable y un motor con recursos. Hará las delicias de los aficionados que estén dispuestos a pagar el precio, porque la originalidad y el exotismo hay que pagarlos. Por 12.490 euros, obtienes una sutil mezcla entre un roadster que remolca y un crucero que devora los kilómetros, todo ello con un pronunciado toque de ensoñación latina. Un modelo del que se habla poco pero que merece ser conocido por el gran público, al igual que otros de la marca a los que no les falta carácter y personalidad. ¿Quieres convertirte en una leyenda?