Con el lanzamiento de la FZ8, Yamaha no se conforma con actualizar su concepto Fazer y jubilar la FZ6, que ha ocupado el puesto desde 1998. Por el contrario, a la nueva FZ8 se le ha encomendado una misión muy peligrosa, que es asaltar la ciudadela de la Z 750. Todo ello para controlar mejor un baluarte del roadster que manda en un segmento muy estratégico. Seamos sinceros, el soldado de Iwata no está aquí para un desfile, sino para una batalla que promete ser despiadada. Así que lo llevamos a una maniobra para averiguar si puede ser o no el arma letal que ponga de rodillas a la Kawa.
Los amantes de la marca y de los 600 roadster de cuatro cilindros sólo tienen que enfrentarse al XJ6. La última Fazer ha sido reforzada con un motor de 779cc que entrega 106,2cv a 10.000rpm y un par máximo de 82Nm a 8.500rpm.
Con esta curva, Yamaha quiere hacer que la competencia se doble, esperando que la hermana mayor con un litro de cilindrada no sea un triste daño colateral. Además, el fabricante japonés se ha mantenido fiel a su planteamiento de duplicar el equipamiento de senderismo, ya que se ofrece una versión carenada del opus.
El invitado se sentará a 815 mm del suelo y tendrá que manejar 211 kilos con los depósitos llenos si elige la versión despojada a la espera de una versión ABS que será cinco kilos más pesada. Hasta aquí los preliminares. Ahora echemos un vistazo a la bestia.
Kawasaki lo entendió y el mercado le dio la razón. En el día a día, te gusta tener una moto que sea fácil de conducir y manejar, y que al mismo tiempo ofrezca un carácter salvaje a la carta y un paquete de estatus para hacerlo bien. Una síntesis que un nervioso 600 no era capaz de lograr mientras que el tamaño y la potencia de fuego del litro de cilindrada daban una impresión demasiado fuera de lugar. Rondar la zona de los 750cc, un poco más o un poco menos, es la receta del cuatro cilindros. Y esta Yamaha lo demuestra una vez más.
Es fácil de manejar y suave en el uso diario, y sabe cómo ser deliciosamente olvidable sin ser molesto por una flagrante falta de carácter o una excesiva pesadez. Una vez que se han despertado los viejos demonios, acepta el látigo sin inmutarse, sin desarticularse en términos de chasis, al tiempo que ofrece cohesión en el ámbito del carácter del motor. Los gustos y los colores no son discutibles, y hay que elogiar a Iwata por haber optado por una sobriedad duradera de las líneas en lugar de por emociones que cambian según la moda.
Este roadster lo tiene todo para desafiar al popularísimo Z, señala el concesionario de motos de segunda mano Crestanevada. La elección se basará en el estilo, pero también en el precio, ya que Yamaha ofrece este modelo a un precio ligeramente superior a su objetivo. El mercado decidirá ahora, pero los tres diapasones ya pueden decir que se han dotado de medios para triunfar.